El estilo reconocible del artista se encuentra aquí con retratos en carboncillo y acrílico, que al igual que las obras de la serie anterior dan cabida a individuos invisibilizados. Estos enormes retratos están vinculados a la serie Negricidio (2015), a través de la cual Samuel Gelas ya denunció la deshumanización colectiva y los mecanismos de opresión que actúan en el sistema esclavista. Memorias de sangre muestra cómo estas relaciones de poder y dominación persisten hoy en día. El artista sólo presenta personas reales, a excepción del cuadro alegórico Predestinado, un niño negro que juega con los símbolos del destino que le espera. Samuel Gelas se apropia de la galería de personajes ilustres para elevar las figuras representadas y darles una imagen más potente y valorizadora. Se opone así a la construcción del cuerpo negro como arquetipo amenazante presente en los medios de comunicación, para proponer una rehumanización que pasa por la individualización (expresiones diversas, roles múltiples, identidades definidas). En contraposición a estas representaciones estereotipadas, Samuel Gelas decide rendir homenaje y celebrar la humanidad de todas estas víctimas. Lejos de una atmósfera oscura y pesada, hay algo luminoso en los cuadros. Los rostros son hermosos, sonrientes, llenos de vida, creando una cercanía, un vínculo invisible entre ellos y nosotros. 

La historia, su reescritura y su transmisión son cuestiones subyacentes y esenciales que Samuel Gelas aborda. Memorias de sangre es a la vez una inmersión en la candente actualidad y una escalofriante mirada hacia atrás en la larga crónica de la injusticia racial. Enlazando a los personajes afrodescendientes, el Atlántico Negro ofrece una perspectiva transnacional para pensar en los mecanismos que unen el racismo, la brutalidad policial, la esclavitud de los inmigrantes y el escándalo de la clordecona. 

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El color cristaliza las tensiones raciales, así que es a través de su paleta cromática que Samuel Gelas da testimonio y nos invita a pensar en la diversidad de las identidades negras para cambiar sus representaciones y deconstruir los imaginarios coloniales.